Desde la Asociación vecinal La Incolora llevamos muchos años trabajando con la vecindad, también con los más pequeños, tratando de hacerles protagonistas en distintas actividades y procesos de participación comunitaria. Participando adquieren valores, aprenden a ser solidarios, a compartir ideas, espacios y a cuidarse entre iguales.
Con motivo de la celebración del día internacional de los derechos del niño y la niña, ponemos el foco en este tema que este año cobra mayor relevancia, si cabe, en un momento en el que atravesamos una grave crisis sanitaria y económica que está afectando a toda la ciudadanía y por supuesto también a sus miembros de menor edad.
Todos y cada uno de los derechos de la Infancia son irrenunciables y no deberían ser vulnerados bajo ningún concepto. Sin embargo, hoy en día, siguen siendo una meta para muchos niños y niñas de todo el mundo, también de nuestro país y de nuestro propio barrio, cuando deberían ser una realidad para todos/as.
Os pedimos que participéis en esta propuesta, que dediquéis un tiempo para hablar del tema con vuestros/as hijos/as, nietos/as etc., que hagan un dibujo y nos enviéis la foto y un comentario fruto de las reflexiones a las que hayáis llegado con ellos/as. Desde su pequeña mirada siempre nos muestran un mundo mejor.
Enviar a Izabella, antes del 17 de noviembre por WhatsApp al teléfono: 636 28 44 48
Con el material recibido se realizará un vídeo.
Aprovechamos para compartir esta historia con vosotros/as que nos ha servido de inspiración.
En 1874 el caso Mary Ellen, una niña estadounidense de 9 años marcó un precedente. Ella era víctima de maltrato por parte de sus cuidadores. Una vecina alarmó a una trabajadora social de las condiciones deplorables en las que la niña vivía, recibía castigo físicos y presentaba un cuadro de desnutrición por abandono. Los juzgados de Nueva York de la época no tomaban la denuncia de la mujer, dado que no existían leyes que protejan a los niños y se los consideraba propiedad de los padres. La trabajadora social presentó el caso ante la Sociedad Protectora de Animales argumentando que la niña pertenecía al reino animal, apelando a la ley que protegía a los animales contra la crueldad. La trabajadora gana el juicio, sus cuidadores fueron condenados y Mary Ellen fue a un centro de protección donde posteriormente seria adoptada por la misma trabajadora social.