Crónica de la excursión a las hoces del Río Riaza

Otoño por las hoces del Río Riaza (Segovia)

A la hora que algun@s regresaban a sus moradas nosotr@s, los intrépidos y no siempre reconocidos grandes andarines, habíamos quedado una vez mas en partir desde la estación de Villaverde Alto a las 8,15, para esta vez si, salir a las 9,00 o´clock que dicen los sajones pero fatalidades del destino ni por esas, salimos a las 9 casi 30 bien pasado el o´clok, esta vez esperamos nosotros al autocar.
Saludos, besos y sorpresas con hija prodiga incluida, Pepa, reencuentros y recuentos”sobramos uno o una” todos haciéndonos los normánd@s pero falsa alarma, salimos cincuenta y siete almas camino del destino que nos aguardaba.

Emprendimos camino hacia la ancha Castilla, esa que antaño poseía mares de trigo y ahora de Bio-combustible. Como es costumbre y para no llegar pronto, que no es nuestra principal característica, echamos un café de cuarto de hora extendido y un comprado de achiperres y pan en una venta del camino, en Boceguillas, pueblo muy recomendable para aquellos/as que estamos en pleno proceso de crianza de mondongo para aguantar el invierno que se avecina de recortes, malas leches y penurias.
Una vez satisfechas las necesidades mas primarias y viendo que se nos iba el tiempo en salivar ante los hornazos y empanadas, montamos en el autocar esta vez si, derechitos a la Presa de Linares, rodeamos Maderuelo, hermoso pueblo asomado al Embalse de Linares como si de una proa de civilización se tratase, estando en estos comentarios se nos pasa el desvío y dos kilómetros mas adelante damos vuelta a nuestras huestes y ahora si, por fin, llegamos a pie de presa, aún rezongaríamos un rato con que si nos deje aquí, o que por donde va a dar la vuelta este hombre, cosa que hizo con gran maestría ayudado por nuestro “gorrilla” particular Javi.

Despojamos nos de todo el calvario de ropas que se preveían de mas, ante el espectacular sol que asomaba y comenzamos camino desojados por el impresionante lienzo otoñal que se mostraba a nuestro paso, hicimos camino conversando de Direcciones Espirituales, Direcciones Generales Ingeniería Civil y de lo fácil que era el camino. Sobre nosotros los buitres a lo suyo observaban y rodeaban nuestro recorrido.
Primera parada para reorientar a los más rezagados, abre los primeros apetitos y como somos más fáciles que la tabla del uno aprovechamos para echar unos tientos a las botas de vino y a los orejones.
Una vez reunidos y contados, en vista que no falta nadie recuperamos camino y conversaciones, eso si con el firme propósito de buscar sitio interesante para comer, algunos hablan de una Ermita, que le vamos a hacer con el clero hemos topad.

Resultas de este lío aparece la Ermita antes de lo previsto, truncando los planes de comida, pero nos proporciona un bonito espacio para el intercambio de conocimientos: el origen de la construcción religiosa, la costumbre de los Buitres de irse a pasar la adolescencia a África (una especie de Erasmus de las carroñeras) y la reivindicación de UNA ESCUELA PUBLICA DE TOD@S PARA TOD@.
Engañados por los recuerdos de uno de nuestros compañeros, que ya tenemos una edad y las cabezas van a peor, buscamos un sitio que en su memoria se antoja con mesas y sillas, como a Don Alonso Quijano los molinos se le antojaban gigantes.

Damos por bueno el lugar que nos muestra, porque bonito y grato si era, decidimos asentar posaderas y emprenderla con la comida al abrigo de los chopos y de Félix R. de la Fuente.
Reposamos y retozamos antes de fotografiar el momento grupo partiendo después hacia Montejo de la Vega de la Serrezuela donde nos esperaba el autocar.

Pero aquí viene lo bueno, al llegar al pueblo y en un descuido algunos de los compañeros y compañeras de la incolora, nos sorprenden con una flashmovie de la película Fried Green Tomatoes “tomates verdes fritos”, tomando con permiso del hortelano, la huerta como si de un comando de Marinaleda se tratase y despojando de tomates las matas condenadas al abandono hasta el año que viene.
Con esta carga añadida partimos de vuelta con no pocas dificultades, para dirigir la nave hasta la autovía, con una banda sonora de Ray Connift, pelin insufrible que derivaría en unos valses para espabilarnos ante la proximidad de Villaverde Alto, donde se nos dejo mas contentos que unas pascuas y tan ricamente.

Quiero hacer una mención especial a Jaime, que con su tierna edad se ha hecho la marcha a saltos y sin rechistar ¡Campeón! y a Olga que tampoco ha refunfuñado y se ha hecho toda la marcha empujada por su hija Paula.