Derivar a las personas que somos atendidas en la sanidad pública hacia las clínicas o centros privados es uno de los principales objetivos de la Consejería de Sanidad. Se trata de un lucrativo negocio y de una política de esta Administración. Para ello ocultan la realidad y mienten.
DESMONTANDO MENTIRAS
Mentira número uno: “La sanidad pública está colapsada”. No es cierto. Los recursos humanos, materiales y tecnológicos de nuestra sanidad no están ni mucho menos al 100×100. El año pasado se despidieron unos 3.000 profesionales, se cerraron camas y servicios de los principales hospitales públicos. Los aparatos para hacer radiografías, ecografías, mamografías, endoscopias, etcétera; están infrautilizados. Por las tardes están parados, bastaría contratar médicos o técnicos en paro para darles utilidad. Lo mismo que algunos quirófanos.
Mentira número dos: “Las derivaciones a las privadas son gratis”. No es cierto. La Administración paga a estos centros unas cuotas por las pruebas o pacientes que han sido derivados. El usuario no lo paga de inmediato pero con nuestros impuestos estamos pagando esas derivaciones. Por eso cada año aumenta la cantidad que la Administración transfiere a la privada por la vía de los Presupuestos. Tres de cada diez euros se destinan a la financiación de centros privados como la Fundación Jiménez Díaz que es de Capio o el hospital de Torrejón que es de Sanitas…
Mentira número tres: “El objetivo es acabar con las listas de espera”. No es cierto. El objetivo de las derivaciones no es “descargarnos” de trabajo sino transformar el modelo sanitario. Hay varios caminos para hacerlo: “vender” hospitales, centros o servicios a empresas privadas; recortar inversión por vía presupuestaria, y, derivar pacientes, pruebas e intervenciones quirúrgicas. Estas últimas son las menos visibles pero se han transformado en una verdadera hemorragia para la sanidad pública.
QUÉ PODEMOS HACER
• Solicitar a los médicos y profesionales que queremos ser atendidos en nuestro centro habitual o en su defecto (en casos de máxima urgencia), en otro centro público ubicado lo más cercano posible a nuestro domicilio.
• Por su parte, los profesionales de la salud, deberán hacer todo lo posible porque los usuarios y pacientes sean atendidos dentro de los circuitos del Servicio Madrileño de Salud. No podemos ser cómplices de una estrategia encaminada hacia el desmantelamiento de la sanidad pública y universal.
• Para ello habrá que exigir, entre otras cosas: la dotación de medios técnicos y materiales, la contratación de más profesionales, ampliación de los horarios para la realización de pruebas diagnósticas o intervenciones. Y por supuesto una racionalización y control social de los recursos mal gestionados en la actualidad.
• En el caso que insistan en las derivaciones, hay que dirigirse al servicio de atención al paciente para poner una reclamación (que obligará a la Administración a contestar por escrito).
• Además de la contestación individual se hace más que necesaria la búsqueda de formas de organización colectiva. El primer paso es la colaboración entre pacientes, usuarios y profesionales. En algunas zonas de la ciudad se están creando redes que agrupan plataformas de trabajadores, sindicatos, asociaciones de vecinos, colectivos en defensa de la salud y de los servicios públicos…
• Pretendemos llegar a la opinión pública y a los trabajadores de los hospitales, ambulatorios y centros de salud para: informar, denunciar y objetar los procedimientos y objetivos no declarados que este Gobierno y sus empresas amigas tratan de llevar a cabo.
¡No es falta de medios, es un saqueo!
¡No es por tu salud, es por su negocio!
Rosa dice
Muy buena información. Gracias.