Desde aquí queremos agradecer la participación de todas las personas que colaboraron, de una u otra forma, en el buen desarrollo en el Entierro de la Sardina 2012. Fue todo un éxito de participación y alegría, alegría que nos contagió el buen ritmo derrochado por la CHARANGA TARAMBANA.
¿Hoy como ayer…?
Hace unas semanas esta Asociación Vecinal La Incolora decidió que, a pesar de no contar con ningún tipo de ayuda de la Junta Municipal del Distrito, sus convecinos, los villaverdinos, merecían disfrutar de ese broche final de los carnavales que no es otro que el denominado “entierro de la sardina”. Gracias a la contribución económica de socios y anunciantes de nuestra Asociación, el pasado día 22 de febrero se pudo lograr hacerle todos los honores a ese pescadito tan querido en este barrio, al formar parte de uno nuestros actos representativos y el más tradicional de ellos.
El “entierro” congregó a una gran multitud de vecinos que disfrutaron del desfile que, en esta ocasión, estuvo amenizado por una charanga haciendo que los participantes en este singular “cortejo fúnebre” lo pasasen de lo lindo, a veces incluso a ritmo de “samba”. ¿Lo mejor? Las caras de los niños pequeños, sus risas al ver cómo los mayores fingían gritos y lamentos de pena mientras les sonreían a ellos, guiñándoles los ojos, y su “querer ver y tocar” a la sardina, mientras preguntaban a padres o abuelos de qué estaba hecha.
El pasacalles hizo su recorrido en forma alegre, organizada y sin ningún problema. En primer lugar desfilaba la charanga, a continuación los representantes de la “iglesia” seguidos por “la sardina” que era portada por cuatro costaleras, mujeres todas ellas, debidamente enlutadas. A continuación, el “representante civil” y tras él, las plañideras, vestidas de riguroso luto, con enormes y vistosas pamelas negras…. ¡y pelucas de vistosos colores! A partir de ahí, poco a poco, según se iba avanzando el cortejo, los villaverdinos se iban uniendo a la comitiva hasta llegar al Parque de la Huerta del Obispo, lugar en el que se procedió, en recinto vallado, a la “quema” de la “difunta” con petardos y fuegos artificiales incluidos.
Pero este entierro carnavalesco no es sólo una fiesta. No. El significado real ha de ser el de cuestionar las malas decisiones de los políticos. Y es que, según nos contó el “señor obispo” que presidía esa parodia de cortejo fúnebre, allá por el siglo XVIII, cuenta la historia que el rey Carlos III ordenó traer sardinas para que el pueblo festejase el Carnaval. Lamentablemente el pescado, a causa del calor – excesivo en aquella ocasión para esa época del año – y de la tardanza en el transporte, se descompuso por lo que la gente decidió enterrar el pescado en la casa de campo: dinero tirado, mal olor respirado… Sí, sin duda no fue una buena elección, mejor hubiera sido mandar que les llevasen quesos o longaniza… Al fin y al cabo, aún no era Cuaresma…
Esperemos que los políticos tomen nota y no hagan que “hoy” sea igual que “ayer” y que las decisiones se adopten por consenso. Es la forma más fácil de que no se tomen malas decisiones.
Y nada más nos queda por decir. Tan sólo hacernos eco de las palabras de uno de nuestros jóvenes incoloros: “No nos podrán quitar la alegría”. Que así sea. El año que viene, más y si puede ser… aún mejor. Contamos con todos vosotros para que así sea ya que con la Junta Municipal, lo más seguro es que, al igual que este año, no podamos contar…
La Incolora
anónimo dice
Muchas gracias por seguir organizando actividades en el barrio a pesar de las dificultades y de las zancadillas que nos están poniendo desde el Ayuntamiento de Madrid.
Muchas gracias por vuestro esfuerzo.
Marina dice
ENTIERRO DE LA SARDINA VILLAVERDINA
El entierro de la sardina ha llegado, y con ella los excesos y pecadillos del Carnaval han terminado.
El Obispo en el paseo la charla nos ha dado, camino del parque del Cura la charanga ha tocado, y las plañideras vestidas de negro con sus lágrimas y pasión, a la Sardina han llorado, el entierro con tracas y petardos ha terminado, Amén.
Con esta crisis que acecha ni para sardinas tendremos y hasta las raspas con gusto nos comeremos y los dientes fortaleceremos.
Marina González (Villaverde Alto, 27/02/2012)