Crónica la excursión
En siendo esta ya la segunda vez que nuestro recién ascendido contramaestre primero y mi muy queridísimo, Alfonso me encarga la crónica esta vez sin posible escaqueo, me dispongo a ello sin pretender emular a tan ilustres comentaristas que me preceden, voy a ver si cuando menos salgo honrosamente airosa de este trance.
El día de autos, 21 de enero de 2017 penúltimo día de la semana de frio siberiano, portada en todas las noticias, haciéndose notar hasta en Torrevieja, reducto similar al pueblo de Asterix en cuanto a resistencia a los romanos, pero en su caso a las inclemencias del tiempo, llegamos a nuestro punto de encuentro con hora de cita, media hora antes de lo habitual y con el miedo a la nieve y el hielo turbando nuestras cabezas.
A la llegada se nos comunica que nos tranquilicemos que el Sr. conductor dice que el puerto esta cerrado y que las condiciones del bus no son las adecuadas para realizar el itinerario previsto. No pasa nada, tanto habíamos calentado la cabeza, mediante nuestros tocapelotas aunque siempre cariñosos mensajes al inigualable organizador que ya tenia dispuesto su plan B “Acebal de Pradena”. Con la ventaja del horario prematuro y la buena disposición de todos vamos bien de tiempo, con lo cual hoy vamos a disfrutar del desayuno un poco mas relajados en el pueblo de la Arcones, en donde los hornos de leña ya estaban a pleno rendimiento asando sus corderos a fuego lento.
Vuelta al autocar, que tardamos en subir más que en volver a bajar a los diez minutos escasos en el parking de una pista forestal por la que iniciamos nuestra amena marcha para contemplar el mayor bosque de acebos de la zona centro de nuestra Península Ibérica, encontrando a nuestro paso diferentes rebaños de vacas, arroyuelos congelados y alguna marca de territorio de un ejemplar de zorro, reconocida por Use. Perdonar que no haga mención de tiempos empleados ni horarios, porque como siempre me dedique hablar sin descanso y sin mirar relojes ni móviles, para poder disfrutar de la maravillosa compañía que sois. El único pero que voy a poner, y para mí ya es muy gordo, es haber encontrado durante la caminata cartuchos de escopeta.
Como siempre hablar de la hora del catering, como siempre espectacular con las viandas y variadas delicatesen que solemos aportar tod@s, así como los embocados caldos y diferentes orujos.
En el día de hoy, la marcha fue lenta, corta y para alguno seguro que escasa, lo que agradecerán, tanto los nuevos como los que ya deberían ir acostumbrándose a que esto no es un paseo por el retiro un domingo por la tarde.
Gracias por la maravillosa acogida que siempre dais a los nuevos. Esperando con este escrito, mi primera crónica haber dato la talla, desearos que seáis muy felices y hasta la próxima. Besos.
Marisa.
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