CRÓNICA DE LAS TIERRAS VETTONAS
Los sufridos guerreros de Villata comenzaron la jornada con un contratiempo: una de sus montaraces confundió la sombra del reloj de sol con otra estaca y llegó tarde a la salida, pero la tribu remedió el momento, y llevaron un carro para recogerla, aunque a la llegada tuvo que soportar una lluvia de silbidos y gestos de indignación de la mayoría.
Llegamos por fin a las esperadas tierras vettonas, que no bretonas como decían algunos que esos son otros hijos de la Gran Bretaña, y allí comenzamos a degustar un almuerzo en Solosancho antes de iniciar el camino de Ulaca, antigua ciudad que pasó del Imperio Romano durante nada menos que tres siglos, a pesar de sus legiones y guerreros con plumero . Que ejemplo de gentes recias y resistentes, no como ahora que a un gesto del emperador todos se agachan. Estas gentes, aunque carecían de bisagras en la espalda para rendir armas al César de turno, no eran tan rudas como suponíamos puesto que hemos visto que gozaban de buenas villas, con cocina multi-funciones , donde se sentaban por orden de D.N.I. y así se iban pasando la merienda, no como nosotros que damos a las criaturas las mejores viandas . Pero lo más sorprendente era que tenían sauna y no sabemos si jacuzzi, ¡500 años antes de J.C.! eso sí, excavado en piedra berroqueña todo el conjunto a golpe de cuña y cincel . En este punto nuestra tribu ha tenido una discusión a ver si en vez de vettones, eran del mismo Bilbao.
Algunos de los “Incoloros” iban cabizbajos, como pensativos, pero no , era que iban buscando restos de sus antepasados : un trocito de taza , un cachito de cerámica de aperitivo, y a lo tonto, a lo tonto, ahí andaban expoliando la vetusta Ulaca, sin que ningún guarda les trincara.
Los enanitos de la excursión esta vez se han portado como dignos hijos de montaraces : han seguido el paso de la ascensión, no han protestado, han compartido su almuerzo con los animalitos que se iban encontrando. Por cierto , los dos perros que les seguían son ejemplares de la raza gorrona , muy abundante en la Península Ibérica por cierto, que tienen por costumbre acoplarse a cualquier mochila en la que huelan alimentos y beneficios.
Uno de los enanitos, Mario de nombre romano, que no se enteren los vettones ha descubierto él solito el altar de los sacrificios y nos ha dado una charla de la Roma Imperial y/o republicana , las niñas escalaban por su parte las rocas persiguiendo a las lagartijas y otros animalitos indefensos.
El paisaje de Ulaca ha despertado todos nuestros sentidos: el tomillo, el cantueso, el enebro, el aire perfumado alegraba nuestras narices, en contraste a la vuelta predominaba el perfume de “O de Cochon”y ” Sobac” marcas muy conocidas de los montañeros en su regreso.
Han deleitado nuestros paladares los almuerzos a la orilla del arroyo Picuezo han sido, que como siempre abundantes, tirando a desproporcionados, cuando se encargan las madres de prepararlos La tortilla de calabacín competía con la empanada de tierras galaicas y con el vino de la Mancha.
Algunos “Incoloros” se han tumbado después, siguiendo una costumbre muy extendida en tierras ibéricas conocida como “siesta”. Otras y otros han pasado por encima de sus cadáveres para seguir en animada charla la sobremesa o sobrehierba tambien llamada.
La vuelta a las Murallas de Ulaca ha tenido su momento emocionante como suele suceder en esta tribu, que coincide con la comprobación del lugar: ¿donde estamos? ¿quiénes somos?¿a donde vamos? preguntas existenciales y profundas, que nos hacen sacar todo tipo de mapas y librillospara esclarecerlas.
De regreso buena fuente, un reposo y a casita, que la próxima será pronto y hay que recuperar las fuerzas.
Pilar. Un besito a todos los carpeto-vettones.