– Buenos días, le llamo del Centro de Gestión de Citas de la Comunidad de Madrid. Es para fijar la cita que ha solicitado su médico de cabecera. ¿Para qué especialidad es?
– Sí, buenos días. Para Traumatología.
– Su doctor quiere que le vean cuanto antes. El especialista valorará si hay que adelantar la fecha que le voy a dar ahora. En ese caso, le llamarán de nuevo. Si no, tendrá que esperar hasta este día.
– Eh… Está bien.
– Su hospital de referencia es La Princesa…
– Sí, mire, pero la consulta es porque me he roto tres huesos de un tobillo en Málaga.
Me operaron allí. No tengo mucha movilidad, así que me he trasladado a casa de un familiar en Móstoles. ¿Podría darme la cita en este hospital?
– Por supuesto. ¿En el Rey Juan Carlos?
– No, en el antiguo, el universitario.
– Uy… Hay mucha demora… La primera cita libre es para mayo de 2016.
– ¿¿¿¿Cómo???? El accidente lo tuve el 9 de noviembre y me han dado 75 días de baja. ¡Para esa fecha llevaría tres meses y medio de alta! ¿Nadie me va a ver hasta entonces?
– El Hospital Rey Juan Carlos suele tener menos retraso. ¿Quiere que lo mire ahí?
– No.
– ¿Lo compruebo entonces?
– Le he dicho que no. El Rey Juan Carlos es un hospital de gestión privada. No quiero ir allí. Para eso, prefiero bajar a Madrid y que me vean en La Princesa.
– De todas formas, si cambia de hospital y ejerce la libre elección, pierde el derecho a la vía preferente…
– ¿¿¿¿Qué????
– …
– …
– La cita en La Princesa sería para el 15 de febrero de 2016. Le recuerdo que la fecha se adelantaría si el traumatólogo lo decide.
Muy bien, pues nada, me quedo con esa…
– ¿Quiere que le enviemos un recordatorio a su número de móvil?
– Sí, por favor.
– Gracias y buenos días.
– Buenísimos…
Esta conversación la tuve el pasado miércoles con una de las trabajadoras del call center privado que gestiona las citas sanitarias en la Comunidad de Madrid.
Que mi visita para la primera revisión de una triple fractura astillada en zona articular que ha necesitado de intervención quirúrgica (reducción, placa metálica y nueve tornillos) se demore hasta seis meses en el caso de querer elegir el centro donde me harán el seguimiento no es una casualidad ni una situación excepcional.
Madrid sufre un colapso endémico de las listas de espera diagnóstica y quirúrgica. DE las especialidades con más demora en la sanidad madrileña (datos 2014) Traumatología es la especialidad que más pacientes acumula a la espera de una operación (y, por tanto, a la espera de diagnosis) en la región, con 20.211 a cierre de 2014, de acuerdo a los datos oficiales de la Consejería de Sanidad. Sin embargo, no son estos usuarios los que sufren la mayor demora (4,7 meses); el ‘privilegio’ corresponde a los que necesitan una cirugía vascular (5’8 meses).
Esperanza Aguirre alcanzó la Presidencia en 2003 prometiendo, entre otras cosas, que ningún paciente aguardaría más de 30 días para entar en quirófano una vez que se le hubiese prescrito la operación.
Pero la hoy concejal de la oposición del Ayuntamiento de Madrid no solo no cumplió, sino que empeoró la situación y consiguió que el Ministerio de Sanidad expulsase a Madrid del sistema nacional de recuento por falsear el procedimiento: en su original cálculo, el tiempo solo empezaba a correr después de la visita al anestesista. En el colmo de la desfachatez, el diario ABC llegó a publicar que Aguirre había logrado su objetivo “cinco meses antes de lo comprometido”.
Madrid ha gastado en los últimos 10 años más de 500 millones de euros en lo que la expresidenta bautizó como ‘Plan Integral de Reducción de las Listas de Espera’.
Este se basaba en externalizar todas las intervenciones posibles y ofrecer a los pacientes la posibilidad de operarse en centros privados con cargo al erario público. El precio, de 98 euros a 120 euros por una resonancia magnética o de 20 a 36 euros por una ecografía de tiroides.
El resultado ha sido un fracaso.
El número de enfermos que necesitaban una intervención a comienzos de 2004 era de 48.688. Aguirre dejó el Ejecutivo en 2012, cuando el retraso ya afectaba a 57.522 personas, un 18% más. El problema se desbocó cuando Ignacio González, delfín de Aguirre, asumió el mando: a finales de 2014, la lista batía todos los récords conocidos y alcanzaba los 77.689 afectados, un 59% más que en 2004.
Por más que la Comunidad incrementó el presupuesto privado y las derivaciones, la situación jamás mejoró. Por si fuera poco, el porcentaje de pacientes que rechazaban la alternativa privada llegó a situarse en el 49%.Ignacio González admitió la derrota en abril de 2015. Tras una experiencia piloto previa, iniciada en 2014, la Consejería de Sanidad decidió que los centros públicos realizarían pruebas y operaciones por la tarde y en fin de semana para tratar de reducir las demoras.
Esa decisión, que supuso un portazo a la política de su predecesora, se basó en los conocicos como ‘pactos de gestión’, es decir, acuerdos con los jefes de servicio de los departamentos hospitalarios por los que técnicos, auxiliares, enfermeros, anestesistas o cirujanos alargaban su jornada laboral a cambio de una retribución económica.
La fórmula funcionó: a 30 de junio de 2015, la cola había descendido de 78.696 a 72.755 pacientes, casi 6.000 menos, como publicamos en 20minutos.
El Gobierno de Cristina Cifuentes quiere mantener y ampliar esta vía, pero el actual consejero de Sanidad, Jesús Sánchez Martos, le ha dado una particular vuelta de tuerca: por cada paciente tratado, los centros son obligados a derivar dos a otra instalación. Los hospitales públicos de gestión privada (Móstoles, Collado Villalba, Valdemoro) podrían operar en sus clínicas asociadas, lo que incrementaría aún más el negocio de las empresas, según la Asociación de Facultativos Especialistas (Afem).
La propia Afem y los sindicatos sanitarios Amyts y Satse denuncian, además, que los pactos de gestión no puede extenderse a base de pagar horas extraordinarias, por lo que reclaman la contratación de más profesionales.
En medio se encuentra los pacientes, que continúan sufriendo demoras inaceptables.
P.D.: En febrero de 2009 aproveché los contactos que había hecho en la Consejería de Sanidad para conseguir que me adelantasen una cita médica. Tenía una lesión de rodilla y necesitaba aauna resonancia magnética para descartar una rotura de ligamentos. La visita -por vía ordinaria y después de dos semanas con muletas y la articulación inmovilizada- estaba programada a un mes y medio vistas. Después de hablar con las personas adecuadas, conseguí reducir el plazo a dos semanas. Me atendieron un sábado en un centro privado de la zona sur, donde descartaron males mayores y me diagnosticaron un esguince fuerte. Durante todo ese tiempo continué trabajando. Literalmente, me colé delante de otros enfermos. Los pacientes que no son periodistas y carecen de estos recursos solo pueden esperar.
Deja una respuesta