En este inicio de curso, la Comunidad de Madrid ha eliminado 2.500 profesores de la enseñanza pública, a pesar de tener unos 14.000 alumnos más. Los recortes educativos afectan a todas las áreas y se concretan en:- Masificación de las clases por el incremento del número de alumnos por profesor, hasta llegar en algunos casos a cifras cercanas a 40 alumnos por aula, aulas diseñadas para albergar a unos 25 alumnos, lo que imposibilita el adecuado trabajo docente.
– Decisión de no sustituir bajas de menos de tres semanas, por lo que los alumnos quedan sin profesor y pierden clases, además de aumentar la ya sobrecargada carga de los profesores del centro.
– Disminución drástica de los programas de formación continua del profesorado, en un contexto de aumento del uso de nuevas tecnologías (uso mayormente publicitario, pues la figura sobre la que gira una enseñanza de calidad siempre será el profesor y su formación es lo que mejora esa calidad)
– Abuso de la publicidad para ocultar la realidad. Campañas como la del “respeto al profesorado” con un coste de 1,8 millones de euros, mientras el recorte económico que se está realizando va destinado a degradar las condiciones de trabajo de los profesores. Se debe predicar con el ejemplo, no ocultar la realidad con simple propaganda.
– Eliminación de aulas de enlace, lo que imposibilita la atención y condena al fracaso educativo a alumnos con un pobre dominio del castellano.
– Eliminación de programas de compensatoria, lo que imposibilita la atención (condenando también al fracaso educativo) a alumnos con desventajas sociales.
– Eliminación de desdobles en idiomas (francés e inglés) lo que dificultará el aprendizaje.
– Todo esto choca con los privilegios de la asignatura de religión católica, pues basta que un sólo alumno de un determinado curso se matricule en ella para que se le ponga profesor (mientras en dibujo, música, etc. se necesita un 10% del alumnado del grupo, y mientras se eliminan desdobles, enlaces y programas de compensatoria).
– Igualmente las entidades religiosas se ven beneficiadas por la concesión de conciertos educativos y la cesión de terrenos para la construcción de colegios privados y/o concertados.
– Eliminación del segundo orientador, lo que conlleva la pérdida de calidad de este importante servicio educativo.
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