EXCURSIÓN A LA PEDRIZA 7/02/2009
Del Tranco al Yelmo hasta la Gran Cañada, bajando por Peña del Ofertorio.
Eran las 8.30h de la mañana y solo unos pocos esperábamos el autobús que nos llevaría al monte este sábado incierto en que Julio, después de mucho estudiar las borrascas y anticiclones que operaban en la Península, decidió cambiar el destino de La Maliciosa por El Elefantino en la Pedriza. Al final llegó el autobús y el resto de compañeros, y todos bien abrigados ante el frío que hacía y con la nieve bien presente, no en vano el día anterior estuvo nevando en Villaverde, nos dispusimos impacientes a comenzar nuestro maravilloso día de aventura.
Ya en Manzanares el Real nos repusimos con unos cafés mientras nos informábamos de la situación del camino a Canto Cochino. No hubo suerte con él, pues estaba cerrado el acceso, así que nos fuimos al Tranco y comenzamos la subida al Yelmo hasta la Gran Cañada.
Por el camino bajaba mucha agua, y aunque lucía un sol espléndido, según íbamos ascendiendo aparecían algunas placas de hielo, fácilmente superables gracias a las indicaciones y ayuda de los más expertos en estos terrenos. Con mucha ilusión llegamos a la Gran Cañada, un amplio espacio se abría ante nosotros, las vistas eran espectaculares y el suelo estaba cubierto de nieve. Alguna bola de nieve empezó a volar por los aires siendo recibida con risas por todos.
A pesar de las ganas que teníamos de llegar al Yelmo y ver su impresionante mole con hielo, hicimos “conferencia” y se decidió que mejor seguir por la Gran Cañada e intentar llegar al Elefantito. Cada vez había más nieve, en algunos momentos nos llegaba casi a la rodilla y tuvimos que bordear alguna pequeña laguna helada, la jara parecía en flor por la nieve que la cubría parcialmente. La subida al Elefantito se vio complicada, por lo que nos desviamos a la derecha y comenzamos la bajada por la Peña del Ofertorio, encarándonos a las vistas del embalse de Santillana, y al fondo las torres de Madrid, que podrían romper el encanto del momento, recordándonos la ciudad.
Se oían ya voces que reclamaban la comida, así que se buscó un sitio al resguardo del viento para comer al calor del sol, y todos nos pusimos a sacar y compartir nuestras viandas, admirando el panorama tan especial que nos rodeaba. Solo hubo un pequeño fallo, el sol que nos había acompañado todo el camino, se dejó ocultar por una nube hasta que nos levantamos para irnos, con lo que la comida fue rápida.
Una vez puestos en marcha de nuevo y con la energía que da el buen comer, hicimos la bajada acompañada de guerras de bolas de nieve, que hizo que hasta los más tímidos se animaran; chistes de toda la vida, que nos hizo llorar de risa a algunos; y hasta nuestras amigas francesas nos deleitaron con unas canciones de su tierra, que incluso interpretaron.
La llegada a Manzanares se hizo, como siempre, con la alegría de haber pasado un día maravilloso, en esta ocasión, en un paisaje nada habitual como es La Pedriza con nieve, y con un tiempo muy bueno, que nos dio un respiro en este invierno que estamos teniendo. De nuevo, tomar un café u otros refrigerios, o comprar en el mercadillo que había en la plaza, nos sirvió para rematar el día junto con nuestros amigos.