El alcalde y una comisionada del condado destituidos en un referéndum por la abrumadora mayoría de una población indignada ante la subida de impuestos.
La Revolución de Miami triunfó abrumadoramente. El futuro político del condado al que pertenece la capital turística de la Florida no está muy claro todavía, pero sí quedó meridianamente diáfano el furor popular personalizado en sus políticos . El alcalde, Carlos Álvarez, y una de las comisionadas, Natacha Seijas, fueron destituidos en un referéndum con casi el 90% de los votos en contra.
Fue un resultado histórico e insólito, sin precedentes en funcionarios locales, y que sólo recuerda en el país a la destitución del gobernador de California, Greg Davis, en 2003. Esta decisión sienta un precedente y abrir un cascada por la que caigan otros políticos como fichas de dominó. “Muchos a estas horas han entrado en pánico” dijeron al unísono dos antiguos ediles tras conocer el batacazo de sus colegas.
La subida de impuestos que propuso Álvarez en septiembre de 2010, y aprobada por los comisionados, fue la gota que derramó el vaso de la paciencia de los ciudadanos. En plena crisis económica de una zona profundamente deprimida aunque su superficie parezca destilar glamour, el acuerdo fue un insulto y el principio de un camino imparable de la ira. Álvarez dijo que la subida era para mantener los servicios sociales, pero aumentó también a niveles obscenos los sueldos a los funcionarios, entre ellos a sus antiguos compañeros policías.
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