22 de abril, a las 12 horas
Opera – Santo Domingo – Dos de Mayo
Bajo el lema “Por el medio ambiente, el clima y la justicia social”, decenas de organizaciones sociales, medio ambientales, sindicales, y empresariales del sector de las energías renovables reivindican el domingo 22 de abril el Día de la Tierra, con un pasacalles lúdico y colorido, al tiempo que denuncian algunas de las medidas que el gobierno central y la Comunidad de Madrid llevan tiempo poniendo en marcha.*
Desde la plaza de Isabel II (metro Opera) hasta la Plaza del Dos de Mayo, y al compás de charangas y batucadas, cientos de personas bajo el lema “Por el medio ambiente, el clima y la justicia social”, reivindican la gestión pública del agua, la calidad del aire, un transporte público de calidad y asequible, el fin de la energía nuclear y el fomento de las renovables, la lucha contra el cambio climático, o la oposición al proyecto EuroVegas.
Numerosas plataformas ciudadanas se han dado cita, junto con otras muchas organizaciones sociales y medioambientales, en Madrid, para recordar que el ser humano depende de la naturaleza. Que la economía debe servir a las necesidades humanas y debe estar condicionada por los límites del planeta en que vivimos.
El actual modelo, depredador de la naturaleza, promotor de la injusticia social y de la desigualdad de género, es el causante de la crisis económica, pero también de las crisis humanitaria, alimentaria, medioambiental y energética. Especialmente urgente es la lucha contra el cambio climático, del que sufriremos sus más duros efectos durante muchas décadas si no tomamos medidas rápidas. Los gobiernos deben tomar medidas decididas para limitar las emisiones de gases de efecto invernadero, lo que implica reducir la quema de combustibles fósiles, pero también un cambio en el modelo de crecimiento ilimitado que es imposible porque sólo contamos con un planeta que ya da signos de agotamiento.
Es prioritario pasar de un sistema basado en las fuentes de energías fósiles y nucleares a un sistema basado en renovables, el ahorro y la eficiencia. Pero las medidas contra las renovables y el transporte público, en favor de la energía nuclear, la destrucción de espacios naturales o la construcción de nuevas autopistas como el cierre de la M-50, la radial R-1 o la ampliación de la ilegal M-501, van en sentido contrario.
Un futuro sostenible y social implica el control democrático de los recursos, así como una mayor independencia y autonomía, pero los gobiernos, en lugar de avanzar hacia un modelo más democrático y participativo, justo y sostenible, obedecen a los intereses de las grandes empresas en contra de los intereses de la ciudadanía. El Canal de Isabel II, que gestiona un recurso tan básico y necesario como el agua, no puede pasar de ser una empresa pública rentable a constituir una mercancía con cuyo comercio se puedan enriquecer algunas multinacionales.
El urbanismo disperso y depredador y la no contención del tráfico de vehículos empeoran la calidad del aire en Madrid. No podemos aceptar proyectos como el de Eurovegas, o la construcción de campos de golf y urbanización en espacios naturales, que ahondan en un modelo de ciudad y de economía especulativa, elitista e insostenible, que crea empleo precario y sin derechos. O los proyectos de incineración de residuos, cuando debería tenderse a la minimización y al reciclaje. Frente a estas normativas, las organizaciones convocantes reclaman un modelo que potencie la agricultura local y ecológica, así como los circuitos cortos de consumo, el transporte público y el comercio de cercanía, el respeto al medio ambiente y a los derechos laborales y sociales.
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