Para todos aquellos que se indignan y siguen caminando buscando un mundo nuevo.
CAMINO SIN CESAR
Camino sin cesar,
tan solo me detengo en los semáforos.
Se anegan mis pulmones a merced
de una ola que me empuja
con ímpetu a su antojo.
Mientras tanto corean los anuncios
y los escaparates en voz alta
mi nombre, para que no me detenga.
La marea intenta engullirme,
pero la quietud me da fuerzas
y entre espasmos profundos
recupero el aliento y salgo a flote.
Ajeno a sus embustes
empiezo a verla de otro modo,
y descubro vertidos en el agua
de inmundicia y miseria.
Vagabundos que duermen en la calle
a la intemperie derrotados.
Ancianos que esperan impacientes
que saquen la basura
para buscar entre las sobras.
Prostitutas que ofrecen sus servicios
a un módico precio.
Inmigrantes que viven hacinados
vencidos sin recursos.
Alcohólicos y drogadictos
que lo perdieron todo.
Tratan de convencerme de que siga
al son de una marea de ilusiones,
pero ya no me creo sus mentiras.
Y rompo con mi voz
las ondas del satélite,
las pantallas estallan a mi paso,
y siembro otro vivir lejos del caos
que habita en el océano.
José A. García