Tras un año de despidos peligra la Red de Centros de la Comunidad de Madrid. Los severos recortes y la ausencia de gestión suponen su verdadera amenaza.
Tras casi quince años de educación ambiental pública y de calidad en los once centros existentes en la Red de Centros de educación ambiental de la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid, asistimos preocupados a cómo continúa el desmantelamiento con el recorte severo de presupuestos y sueldos en el mes de julio y el despido, en octubre, del 50% de los trabajadores de cinco de los once centros existentes, al sufrir las empresas adjudicatarias de los contratos un recorte del 50%.
La educación ambiental (EA) es una herramienta esencial para afrontar los cambios sociales que precisa la actual crisis ecológica y social. Con estos brutales recortes se acaban los programas educativos que habían conseguido movilizar personas y grupos en favor de la resolución activa de problemas ambientales: programa Hogares Verdes para la mitigación del cambio climático, actividades con escolares con diversas temáticas, promoción de la agroecología y la horticultura urbana, promoción de la recuperación de variedades agrícolas tradicionales, defensa de los valores naturales de los espacios protegidos de la Comunidad, promoción de la movilidad urbana sostenible (planes de movilidad urbana, movilidad ciclista…), promoción del consumo responsable (campañas, grupos de consumo), organización de encuentros nacionales de educadores y expertos en materia de educación ambiental, mantenimiento de exposiciones vivas emblemáticas y con prestigio internacional, fomento de la reducción, reutilización y reciclaje (compostaje doméstico y comunitario, mejora de los sistemas de recogida selectiva..), recuperación de espacios públicos tradicionales, participación ciudadana para abordar la gestión de los ríos (programas de pesca, voluntariado en ríos), etc. Este enfoque integral contemplaba que la solución de los problemas ambientales no es solo cuestión de los individuos, como siguen creyendo muchas administraciones, sino de los grupos y comunidades.
Con estos recortes y despidos, y los que aun faltan por llegar, la EA da definitivamente un salto atrás, quedando reducida a labores de información al público, atención de grupos pocos escolares y visitantes de fin de semana. Una pobre contribución para los complicados años que se avecinan, donde cada vez hará más falta la promoción de las conductas ecológicas y sociales ejemplares, tanto a nivel personal, como, sobre todo, a nivel grupal o comunitario. Todo esto es lo que se ha intentado realizar todos estos años.
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