¿Qué podemos hacer los ciudadanos que presenciemos redadas y controles de identidad a extranjeros por el simple hecho de serlo?. La organización Ferrocarril Clandestino tiene algunas sugerencias en esta página titulada Nueve ideas para no quedarse de brazos cruzados. Entre otras cosas, recomienda:
“Como buen/a ciudadano/a responsable puedes acercarte con sigilo y buenas maneras para informarte sobre lo que ocurre. Si es oportuno, puedes recordar a la policía su misión de “proteger el libre ejercicio de los derechos y libertades y garantizar la seguridad ciudadana” de todas las personas, sin excepciones, claro.
Desde luego no se trata de obstruir, ni de entorpecer ¡faltaría más! Sólo de facilitar que se cumplan sus principios de actuación, por ejemplo: no discriminación racial y desobediencia de órdenes superiores contrarias a la ley“.
También ofrece un teléfono de urgencia del Defensor del Pueblo en el que se puede poner una queja al instante con tan solo marcar: 91 432 79 00, para que la instituciones tengan constancia de lo que pasa y puedan hacer algo cuanto antes.
Hace unos meses surgió otra interesante iniciativa desde varias organizaciones sociales y de barrio que ha desembocado en la creación de las Brigadas Vecinales de Observación de Derechos Humanos, con el objetivo de articular una respuesta organizada a los controles permanentes dirigidos contra las personas inmigrantes.
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