Artículos de Opinión | Revista Fusión – A. F. | 20-09-2011 |
Declaración Universal de Derechos Humanos. Artículo 23. Punto 1. ’Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo’.
Declaración del FMI, apoyada por el Banco Central Europeo y la Comisión Europea, sobre Grecia: ’Es preciso cerrar empresas, reducir su fuerza laboral y bajar sueldos, que en algunos casos son muy altos. Pero no sólo hay que cerrar empresas, despedir a trabajadores y bajar sueldos, también hay que acelerar las privatizaciones’.
Exigencias a cumplir por Grecia hasta 2015: ’Despido de 100.000 funcionarios, reducción o congelación de pensiones y salarios públicos, cierre de organismos estatales’.
Bien, si esto no es una declaración de guerra, por parte del poder financiero, contra los demás poderes, contra la soberanía popular, contra la democracia, y contra los derechos de los ciudadanos… ¿Qué es?
Grecia es tan sólo la punta del iceberg. El país donde nació la democracia, y con ello las libertades, está siendo “humillada y chantajeada” –palabras del ministro griego de finanzas- para mostrar a los demás países lo que les espera si no se bajan los pantalones ante las exigencias de los poderosos que manejan el cotarro mundial. Mientras Grecia vive su entrega sin condiciones, la mano negra del poder económico en la sombra amenaza, a través de sus lacayos, a otros países que están en su tenebrosa lista de víctimas potenciales. En todo ello el ciudadano no cuenta. Sus derechos, por supuesto, tampoco. Todo son números, cifras frías e insensibles, medidas “necesarias” ¿Para quién? Se supone, se suponía hasta hace poco, que la riqueza y el bienestar de un país dependía de la riqueza y el bienestar de sus ciudadanos. Al fin y al cabo, un país no es nada sin sus ciudadanos. Se suponía que había que cuidar a las empresas, proteger los puestos de trabajo, velar por el bienestar y los derechos de los ciudadanos.
Ahora ya es evidente, aunque en realidad siempre lo fue, que los ciudadanos sólo se usan para votar, para poner el toque “legal” a la bufonada democrática, a la mentira consentida por todos y aprovechada por unos pocos, los políticos, que cultivan la doble moralidad, las dos caras.
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