Este marzo de 2011 hace 100 años que las mujeres del mundo nos movilizamos en una misma jornada, reivindicando unidas y simultáneamente nuestros derechos y la mejora de nuestras condiciones de vida, participación y trabajo.
Un Día Internacional de las Mujeres puesto en marcha en 1910 a iniciativa de la profesora y activista Clara Zetkin (Sajonia, 5 de julio de 1857 – Moscú, 20 de junio de 1933), que comenzó a celebrarse con las características reivindicativas de igualdad, unidad y movilización en marzo de 1911.
Entonces Clara Zetkin, junto con sus compañeras trabajadoras y sindicalistas, mantuvo en primera línea la lucha contra la doble explotación, de clase y de género, que afectaba a las trabajadoras; su prioridad fue conseguir la entrada de las mujeres al empleo y la igualdad laboral, como base para su emancipación. El sufragio suponía la puerta a la igualdad política y el trabajo profesional lo era a la igualdad económica, a la autonomía personal, a la liberación. Para ello, reclamó para las mujeres el derecho al voto, a la educación, a la participación política y sindical, a igual salario por igual trabajo, a revisar la legislación para avanzar en la igualdad. Reclamó la sociedad en clave de igualdad de género.
Entonces Clara Zetkin y sus compañeras trabajadoras y sindicalistas demandaron básicamente lo mismo que reivindicamos ahora. Igualdad en el trabajo y en la sociedad. Igualdad en el empleo, en las prestaciones sociales. Igualdad y corresponsabilidad. Renovar la sociedad desde el eje transversal de la igualdad.
Las mujeres del 2011 nos reconocemos en esta plataforma reivindicativa esencial de hace cien años. Hemos avanzado pero no hemos llegado. El 8 de Marzo sigue siendo necesario, imprescindible. El 8 de Marzo está vivo.
Como homenaje a este siglo transcurrido, hacemos un reconocimiento a los orígenes de esta fecha simbólica pero efectiva de lucha y concienciación, que surgió precisamente en el ámbito de las feministas trabajadoras y sindicalistas, defendiendo más derechos para todas las mujeres y más derechos y mejores condiciones para las trabajadoras.
Una fecha que fue reconocida como Día Internacional de la Mujer por Naciones Unidas desde 1977 y que es conmemorada por millones de mujeres y hombres en todo el mundo que cada año denuncian el 8 de Marzo las desigualdades, discriminaciones y violencia que afectan a las mujeres y emplazan a erradicarlas.
Una fecha que visibiliza la lucha de las trabajadoras y las sindicalistas que han actuado desde las organizaciones sindicales en defensa de los derechos laborales, económicos y sociales de las mujeres, persistentemente, todos los días del año en estos cien años, en las calles y en los centros de trabajo, haciendo de cada día un 8 de marzo.
La lucha de Clara Zetkin es representativa del movimiento obrero mundial en su conexión con el movimiento feminista. Defendió infatigablemente durante más de medio siglo el derecho a la igualdad en el empleo de las trabajadoras y su derecho a participar en las organizaciones obreras, desde su participación en los partidos socialdemócrata y comunista y en las Internacionales Socialista y Comunista (II y III Internacional, respectivamente), lo que la confirma como referente imprescindible de los movimientos feminista y obrero.
Fue consciente de la doble explotación de las mujeres, oprimidas por “el doble yugo, el del hombre y el del capital”, decía, siguiendo las tesis marxistas. Convencida de la necesidad de que las mujeres accediesen en igualdad al mundo de la producción, impulsó la integración del objetivo del sufragio femenino en los partidos y organizaciones en que militó y en los congresos internacionales celebrados en el marco de la II Internacional Socialista (1889-1916), organización internacional que instauró otros dos símbolos de la lucha obrera y sindical, el Primero de Mayo y el himno de La Internacional, cuya letra, como sabemos, reclama “que la igualdad ley ha de ser”.
Además de su defensa del sufragio para las mujeres, denunció que las trabajadoras sufrían peores condiciones laborales que los hombres, es decir, que ser mujer agravaba la explotación de clase: tenían vedado el acceso a determinados trabajos, experimentaban jornadas más largas, trabajaban en peores condiciones y cobraban un salario inferior al de los hombres.
De Clara Zetkin son memorables sus actuaciones en las tribunas, entre las que destaca su conferencia en el congreso fundacional de la II Internacional (París, 1889) titulada “Por la liberación de las mujeres”, considerada primera declaración política de la clase trabajadora en cuestiones que hoy denominamos de igualdad de género. Consiguió que el Congreso aprobara una resolución para que las trabajadoras reclamaran la igualdad de salario por igual trabajo, rechazando esta discriminación respecto a sus compañeros trabajadores.
En 1892 creó el periódico Die Gleichheit (La Igualdad), publicación de la que fue directora hasta 1917, y que se mantuvo como medio de comunicación dirigida a las trabajadoras, impulsando la igualdad de clase y de género, hasta 1925. Ya en 1907 fue designado como el medio oficial de la I Internacional de las mujeres socialistas en el Congreso de Stugartt, el mismo en que Clara Zektin fue elegida presidenta del Comité de las Mujeres.
En la II Internacional de Mujeres Socialistas, celebrada en Copenhague en agosto de 1910, presentó una moción para que las mujeres celebrasen internacionalmente una jornada anual dedicada a la lucha por sus derechos, fundamentalmente por el sufragio femenino. Al año siguiente, en 1911, esta jornada se celebró el 19 de marzo en diferentes países. Debido al éxito de movilización y concienciación, se decidió celebrarla con carácter permanente. En 1914 algunos países, como Alemania, Suecia o Rusia ya lo celebraron el 8 de Marzo.
Debido a sus posiciones antibelicistas, entre otras cuestiones, Clara Zetkin abandonó el Partido Socialdemócrata alemán en 1917 y se afilió al Partido Comunista alemán, del que formó parte de su Comité Central (1919-1923). En 1920 fue nombrada, en la III Internacional (Internacional comunista) secretaria internacional de las Mujeres Comunistas. Diputada en 1927, se exilió a la Unión Soviética cuando Hitler tomó el poder, en 1933, muriendo ese mismo año.
Carmen Bravo Sueskun es Secretaria confederal de la Mujer de CCOO.
Deja una respuesta