En esta ocasión tendremos dos crónicas y fotografías de la excursión debido a la irrupción de una vaca (aparece en las fotos junto a su ternero) que hizo que el grupo se partiese en dos y al no haber cobertura, no pudimos comunicarnos. De momento solo tenemos la versión del grupo que llego hasta el embalse.
CRÓNICA DE LA EXCURSION DE LA INCOLORA A LA PANERA (versión del grupo de arriba)
Por Pataliebre Kankana
9.30 de la mañana y amanece un radiante día en Villaverde Alto. Después de una semana movidita entre lo de la sentencia del procés y lo del traslado de la momia del Valle, estamos deseando de disfrutar de la tranquilidad, del aire puro y las demás bondades que nos regala la madre naturaleza, en compañía de buena gente, amig@S incolor@s.
El autobús espera donde siempre, frente a la estación de tren y allí nos espera el sherpa Jesús que va recibiendo cariñosamente a los que vamos llegando al punto de encuentro y Cheking. Se pueden ver caras de felicidad y efusivos reencuentros, cariñosos abrazos y besos, algún “coño, cuanto tiempo”, por fin los pataliebres, incoloros y demás especímenes vetones salen de excursión.
Subimos al bus y como casi siempre arrancamos con algo de retraso porque es filosofía incolora que nadie se quede en tierra si esta de venir…
Nuestro destino es el área recreativa de la Panera en Segovia. Tomamos la M50 dirección a la A6 y una vez en la autopista a la altura de la salida al Escorial, a nuestra izquierda se puede vislumbrar esa gran cruz que tanto ha salido estos días en la tele, se dejan oír comentarios como el de “hoy el Valle reluce de otra manera”. Bromas a parte, yo creo que todos nos sentíamos contentos porque la democracia española es un poquito mejor de lo que era desde que el dictador se fuera de marcha el jueves, ¡eso marcha! ¡Marcha, marcha, queremos marcha! cantaban esos malotes que se sientan como siempre en la parte de atrás del bus.
Un agradable viaje de apenas poco mas de una hora de duración, con una paradita para que reposten aquellos que salieron sin desayunar y para que Oto estire sus patitas además de hacer alguna ota cosita más, como “otos” tantos hicieron.
Llegamos a la Panera pasadas las 11.30 y con ansia viva de salir andar por el campo. Después de las instrucciones que nos dan los organizadores se inicia la marcha con un ligero ascenso hacia el embalse del Tejo, 6 Km aprox. de ida, con la idea de volver a comer a las mesas del área recreativa a eso de las 14.00 o 14.30, pero viendo el ritmo tan relajado y distendido, de la juventud de un gran numero de incoloros que corrían de aquí para allá, además de la distracción que propinaban la variedad de setas y animalejulos que nos encontramos en el camino, ¡venga fotos!… así que no fue posible bajar a comer al área.
Espectacular los colores otoñales del paisaje, que belleza y tranquilidad andar por esos parajes, que bien sienta andar así y además en buena compañía, con una distendida conversación, unos chistes y unas buenas risas, aprender a reconocer y recolectar setas con el tito Agus, ver muy de cerca terneros recién nacidos. Que más se puede pedir… ¿aquí cuando se come? Voceó un pataliebre.
La gente se fue sentando a orillas del pié de la presa, junto a un magnífico pinar, a disfrutar de la degustación de la variedad culinaria incolora. Se fueron pasando todo tipo de viandas: boquerones en vinagre, tortillas de patatas y veganas, empanada, jamón y queso manchego… Miguel compartió caldito casero calentito en su termo de medio “litio” o litio y medio.
Pasamos a los postres, además de la fruta lo que triunfó fue la tarta de manzana, ¡deliciosa! Nadie se esperaba una tarta así en pleno monte, ni un rico cafelito en otro termo de litio y medio, con azuquita. ¡La leche! Que también había. Alguien repartió chocolate para rematar la faena.
Durante el café se pudo disfrutar de una buena sobremesa de chistacos y demás tontás, como la del litio que fue aclarada por Miguel cuando contó el chiste de la batería de litio.
Se estaba muy bien allí con el calorcito del sol y las risas, pero había que recoger los manteles que el bus nos esperaba a las 17.30. Iniciamos los 6 km de vuelta y de bajada. Pero mucho cuidadín con las vacas , que hoy alguien se llevó un buen revolcón por una mama vaca por protección de sus crías. Algunas/os han corrido como en los San Fermines delante de algún astado.
Ya junto al autobús, Agustín nos proporcionó una clase magistral sobre las diferentes setas que habíamos visto por el camino, incluidas recetas que se suelen hacer con cada tipo, desde La Incolora se repartieron Boletus de lotería de Navidad de la Asociación a 5 leuros. Como colofón se tomó una gran instantánea de todo el grupo para inmortalizar el momento y que pase a la posteridad o al menos a la web de la Incolora.
El guía espiritual nos anima a subir al bus y que dijésemos si echábamos alguien en falta. Mira tu por donde a lo lejos se oyeron las vocecillas del sector joven incoloro: ¡no os vayáis que faltamos nosotras! No sus preocupéis, la Incolora no abandona a ninguno de sus pupilos.
En el viaje de vuelta el ambiente era muy relajado, no se si por el cansancio o por la concentración que exigía la ficha de evaluación de la actividad que se nos repartió. Me temo que la nota media andará por encima del 9, porque fue un día maravilloso, maravilloso, maravilloso como diría la Toñi, y más rematando la actividad extraescolar en la Mancheguita, como es tradición. Hay que recargar las baterías con medio litio o litio y medio de cervezas y unos buenos torreznillos. Ese fue el punto y final. Nos despedimos hasta la siguiente que será pronto, seguramente antes de que nos toque el boletus de navidad, aunque sería la caña, el mejor premio es poder compartir actividades, valores y sobre todo las personas de la Asociación Incolora, que esta haciendo una gran labor vecinal en El Barrio de Villaverde Alto. ¡Gracias Incolora!
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