Villaverde Alto. 16 de junio. 8’45h.
¿Quién falta? ¿Estamos todos?
Un poco mermado el grupo a causa del frenesí corrector-examinador de algunos profes incoloros, partimos hacia el pantano de El Burguillo. Día que amenaza muy caluroso ¿qué es eso para los incoloros que sueñan con bañarse en el pantano? (en la anterior excursión, el baño fue ducha escocesa continua, pero pasemos página). Paradita en un bar de carretera para desayunar y llegada al punto de comienzo de la expedición: cremas, gorras y demás aderezos para espantar a Lorenzo, que quiere guerra. Como somos animosos y la moda slow forma parte de nuestros genes carpe diem, comienzan las paradas para reponer: pistachos, avellanas, orejones… agua, azucarillos y bota de vino. Se decide que el baño será antes de comer pues hay un repecho muy fuerte hasta La Rinconada, Julierpa dixit. Despelote y baño. Julierpa: “Os quedan cinco minutos” (cinco minutos incoloros). Tras un cuarto de hora de regodeo y propina, obedecemos. ¡En marcha! ¡Vaya con el repecho! Llegamos a La Rinconada, conjunto de casas rodeadas de viñas y parras. Sí, listos, se dedican al vino. Y los incoloros, ciegos, al único bar del pueblo. Cervecitas, aperitivos propios y extraños… Y Julierpa: “Nos vamos en cinco minutos”. Ya sabéis cómo sigue. Nos dirigimos al lugar elegido para comer tras un pequeño despiste, cómo no. ¡Comida principal! Intercambio de viandas, cafés, tés y chucherías varias. Miguel luciendo su florido bañador jugando al béisbol-criquet y Pilar queriendo hacer fuego con un objeto comprado por Internet. De regreso, bordeamos el pantano con un sol de justicia (qué frase) y… primer obstáculo: valla en mitad del camino. Tras una operación muy fina y delicada consistente en levantarla con un tronco, pasamos reptando casi toda le expedición cual marines entrenando, hasta que unos listos vieron que existía un paso comodísimo unos metros más arriba (que nos quiten lo arrastrao. Llegamos a un merendero y fuimos directamente a la fuente a ducharnos, coger agua y lanzarnos globos que encontramos abandonados. Julierpa: “¡un minuto!” Nos pusimos serios (es un decir) y bajamos por la carretera.A los diez minutos vimos una nube de humo ¡Un incendio donde acabábamos de estar! Pilaaaaar…¿qué has hecho? Llamamos a los bomberos (no lo hacemos aposta, siempre aparecen con la Incolora). Llegada al chiringuito para esperar el autobús ¡Primera vez en la historia incolora que llegamos media hora antes! Y… frotándonos los ojos, vemos una cuadrilla de TOREROS, de los de verdad, con sus camisitas y sus canesús. No era el calor, estas cosas pasan. Ahora sí, aparece Julierpa: “Autobús atrapado en el lugar del fuego, hay que esperar”. Dont’worry, Juli, más cervezas. Algunos se volvieron a bañar, otros se repanchingaron todavía más…
Por fin apareció el autobús. Subimos muy formalitos hasta que aparecieron los cánticos y coreografías varias. Que no, que no hay manera de aprenderse las letras de las canciones. Tarea para la próxima temporada: cada uno lleva la letra de 3 canciones y 10 copias. Pueden ser antiguas, modernas, petardas, el himno de la Legión… Lo adaptamos y destrozamos a gusto del consumidor. Las coreografías las improvisamos muy bien, traed sugerencias. Los instrumentos pueden ser caseros tipo les Luthiers.
Llegada a Villaverde Alto. Mancheguita y cierre, no sin antes despedirnos efusivamente hasta septiembre. A ver, la fórmula de comienzo de temporada no es:
Desayuno + calor+ parada aperitivo+ calor + baño + calor parada + calor comida + marchita + parada chiringuito +autobús cachondeo + Mancheguita
( También puede hacer frío y/o llover)
Y esto es todo amigos, felices vacaciones.
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