Sábado 15 de noviembre. 8.30h. Reunión de incoloros junto al autobús. ¿Todos? No, un un pequeño grupo de lesionados y con problemática variada, no acude a la llamada de la manada. Contabilizadas las bajas y comprada la lotería de la Incolora (¡este año toca!), la expedición de pone en marcha.
Nuestro objetivo: el puerto Linera (1832m de ná)
Salimos de Villaverde con un día soleado y prometedor. LLegamos a Arcones (Segovia) donde paramos para desayunar y otros menesteres llenando el bar como si fuese el de la lotería y dejando atónitos a los dos únicos parroquianos que se encontraban allí.
Cinco minutos de autobús y llegamos a Matabuena (luego dicen que hay rivalidades, el pueblo de al lado se llama Matamala). Día fresquito y soleado y comienza la marcha-ascensión por una pista forestal. Bonito paisaje de robles adehesados (Alfonso dixit) y abundancia de vacas. Las sempinternas indicaciones: mirad al de delante, no os perdáis… Esta vez, para rizar el rizo, llevábamos un corredor monte a través que hizo las delicias de sus padres y a los que perdimos durante un buen rato. ¿Recordáis lo del lobo y Caperucita? Tú vete por ese camino… Resultaron de gran ayuda los silbatos chinescos y el silbido puro y duro de algunos para reunir de nuevo a toda la manada. A medida que ascendíamos pudimos sufrir la variedad climatológica: solecito, viento, lluvia, cristales de hielo, lluvia, viento…
Ya en la cima, acuciaba el hambre y se decidió bajar para comer en un lugar más resguardado tras un conato de motín ¡Vaya horas para comer! ¡Las de la Incolora!, Alfonso dixit.
Tras una bajada sin incidentes, encontramos a medio camino un bonito lugar para reponer fuerzas, de pie, eso sí, como jabatos pero junto a un riachuelo muy bucólico.
Con la lluvia como fiel acompañante y benefactora del cutis, continuamos camino ya muy charlatanes y animados por haber llenado el estómago con nuestras famosas viandas y caldos varios. Con puntualidad suiza, esta vez sí, llegamos a las 5.30 a Villavieja de Lozoya (Madrid). Salimos a las 6 por aquello de la cervecita y nos despojamos de chubasqueros y demás prendas mojadas en el autobús con la esperanza de que se secaran… Eso de que la esperanza es lo último que se pierde es un bulo: el conductor no encendió la calefacción porque se empañaban los cristales. ¿Habéis probado la sauna fría? Pues eso. Para arreglar este disparate, algunos se fueron a calentar a la Mancheguita y otros prefirieron salir corriendo hacia sus casas para darse la mejor ducha calentita que se recuerde.
RECUERDA:
COMPRA LOTERÍA DE LA INCOLORA, ESTE AÑO ESTÁ MUY SOLICITADA
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