Chuck Collins · · · · · |
25/12/10 |
En el 2010, una prueba fundamental de moral para una política pública es: ¿se concentra aún más la riqueza y el poder en las manos de un puñado? ¿O se dispersa la riqueza y el poder concentrado, y refuerza las posibilidades para una sociedad democrática con mayor igualdad, mejor salud y bienestar, prosperidad compartida y sustentabilidad ecológica?
¿Nos mueve hacia la plutocracia o hacia paz y prosperidad? Louis Brandeis, Juez de la Suprema Corte dijo: “Podemos tener democracia o riqueza concentrada, pero no podemos tener ambas.” De acuerdo con la prueba de Brandeis, el “compromiso de impuestos” del Presidente Obama fracasa. Al extender los recortes de impuestos de la administración Bush para los ricos y al instituir un impuesto sobre la propiedad altamente debilitado, más riqueza fluirá a manos del 1% más rico, y dentro de eso al décimo más rico de ese 1%. La mayoría de nosotros sabemos de la disposición del Presidente Obama para intercambiar su propuesta de campaña de permitir que los recortes de impuestos para las familias de altos ingresos expirasen. Esto costará 60 mil millones de dólares el próximo año y unos 700 mil millones si se extienden permanentemente. Pero Obama también abandonó su posición respecto al impuesto federal sobre la propiedad, el cual se trataba de congelarlo en los niveles del 2009 (riqueza exenta hasta $3,5 millones, 45%) Ahora apoya la enmienda de Kyl-Lincoln la cual aumentaría la cantidad exenta a $5 millones ($10 millones para una pareja) y bajaría la tasa al 35%. La diferencia de costos entre estas dos medidas es de por lo menos $100 mil millones en 10 años. Durante la última generación, este 1%, con algunas excepciones admirables, ha utilizado su considerable riqueza y fuerza para apoyar cambios a la política pública que concentra aún más la riqueza. Ahora nos encontramos en lo que yo podría caracterizar como una “Espiral Letal Hacia la Plutocracia.” Conforme la riqueza se concentra, un segmento hiper-organizado de la clase adinerada utiliza su riqueza, privilegios y su poder para cambiar las reglas de la economía y concentrar aún más la riqueza y el privilegio. La progresión lógica de estas políticas es una sociedad gobernada por la riqueza, una versión moderna y de alta tecnología de la Era Dorada de 1900. Por 30 años, Presidentes liberales y Congresistas Demócratas han hecho tratos con una creciente facción Pro-Plutocrática bipartita (mayoritariamente Republicana). Hemos ganado victorias para familias trabajadoras –permiso familiar, incremento del salario mínimo, cuidado de salud más amplio, recortes de impuestos para la clase media– pero el precio siempre ha sido recortes de impuestos para los ricos y las corporaciones. Bajo Clinton y Bush II no se podía lograr nada ligeramente progresista sin un gran hueso para la clase rica o corporativa — algún recorte al impuesto sobre la renta o algún resquicio corporativo Ese tipo de compromisos han sido centrales para la estrategia política de Obama: para conseguir un paquete de estímulo para salvar la economía, el congreso le otorgó un tercio de $780 mil millones en excepciones de impuestos a corporaciones (y aún así no logró un solo voto republicano). Para conseguir mejor cobertura de salud para los no asegurados, los legisladores abandonaron la “opción pública” que hubiese forzado la competencia y hubiese recortado el poder y las ganancias del cartel de la industria médica. Para poder incluir un Buró de Protección Financiera para el Consumidor en la ley de reforma financiera de junio del 2010, los legisladores le permitieron a Wall Street mantener su riesgosa operación de casino –allanando el camino para futuras burbujas, colapsos y rescates. Esta es una estrategia muy costosa. Le cuesta billones de dólares a la tesorería que podrían ser utilizados para realizar inversiones ya atrasadas en infraestructura, educación, independencia energética, cosas que realmente podrían ayudar a la economía. Aún peor, crea futuras batallas políticas donde los ricos y las corporaciones poderosas tienen casi todas las municiones. En el ambiente financiero de campaña post “Citizens United”, esta es una rendición premeditada. Solo hay unas pocas formas de intervenir para prevenir la “Espiral Letal Hacia la Plutocracia”, y revertir el curso. Todas requieren de una ciudadanía comprometida que diga de forma clara: “Queremos una economía que sirva a todos, no solo a los ricos”. La primera intervención es mediante impuestos progresivos sobre la riqueza, los ingresos y la propiedad. Necesitamos de manera urgente restaurar un impuesto sobre la propiedad progresivo. En lugar de hacer un trato para instaurar la propuesta Republicana sobre los impuestos que debilita la ley, el Congreso debe empujar el Responsible Estate Tax Act, que comenzaría a romper la riqueza concentrada. La segunda es mediante una robusta campaña de reforma financiera que cierre el vinculo entre riqueza y poder político. Cualquier cosa que coloque obstáculos entre la influencia política y la riqueza ayuda a alentar la Espiral Letal. La tercera es movilizar la facción silenciosa de elites ricas que ven su interés en el bien común. No todos en la clase adinerada están cabildeando activamente para proteger su poder y su riqueza. El Wealth for a Common Good Network es un inicio inspirador, con muchos miles de líderes de negocios e individuos adinerados, avocando políticas que tengan como resultado prosperidad y oportunidades más amplias. Ellos pueden deshacer la mitología que rodea la creación y el merecimiento de la riqueza que frecuentemente justifica recortes de impuestos para los ricos y apoyar las posiciones de los ciudadanos comprometidos. El Senador Bernard Sanders propone un filibuster [intervención parlamentaria hecha con el propósito de impedir que un asunto se someta a votación, N. de la red.] contra los recortes de impuestos — y planea leer cientos de documentos sobre los peligros de la desigualdad extrema en Estados Unidos. Hagamos todos algo similar en nuestras vidas, y exijamos que nuestros políticos electos hagan lo mismo. Chuck Collins es un estudioso experimentado en el Institute for Policy Studies donde dirige el Program on Inequality and the Common Good (www.ips-dc.org/inequality). Es co-autor de The Moral Measure of the Economy (Orbis Books) y con Bill Gates, Sr. de Wealth and Our Commonwealth: Why America Should Tax Accumulated Fortunes (Beacon). Traducción parawww.sinpermiso.info: Pablo Yanes Thomas |
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