Destacamos este artículo de Beatriz Gimeno
A la presidenta de la comunidad de Madrid le encanta el golf y se muestra especialmente preocupada por conseguir que los madrileños terminemos jugando a ese deporte. Para que esto sea una realidad ella misma ha regalado a una empresa privada unos terrenos de la Comunidad de Madrid. La empresa construye el campo de golf, cobra altísimos precios por la entrada, se forra y nosotros nos quedamos sin darle a ese terreno un uso social. Y además en la inauguración, rodeada de empresarios, pronuncia una frase para la historia: “Los poderes públicos tienen la obligación de impulsar la práctica del golf”.
Si no fuera porque es cutre cualquiera podría pensar que Aguirre se está preparando un futuro como representante de una marca de palos de golf o quizá de césped artificial, igual que otros se lo buscan en Endesa. Pero como la presidenta es marquesa y no parece que le haga falta un sobresueldo, habrá que pensar en otros motivos para esta obsesión que, además, no es nueva. Hace años ya construyó un campo de golf en la única zona verde del distrito de Chamberí saltándose toda la normativa habida y por haber (algo en lo que ella es especialista).
No deja de ser curiosa la obsesión que tiene la derecha por el golf, el deporte más ecológicamente insostenible que existe. Recordemos que el presidente murciano Válcarcel ha llenado, literalmente, la región murciana -una de las más secas y con más necesidad de agua que existen en España-, de campos de golf de los que dijo que llevarían la riqueza a la región. Unos años después la región murciana está en quiebra y destrozada mediambientalmente. Todo esto me lleva a sospechar del golf en sí mismo. Un deporte que exige enormes extensiones de terreno, con un césped que consume miles de litros de agua, es un deporte que en países secos como el nuestro practicarán especialmente los teóricos negacionistas del cambio climático tipo Aznar o el primo de Rajoy. O Esperanza Aguirre. El golf es para la derecha una cuestión ideológica, y por eso Esperanza Aguirre ha declarado que los poderes públicos tienen la obligación de impulsar este deporte.
Me parece a mí que la construcción de este campo de golf es, para Esperanza Aguirre, mucho más que lo que parece. Esta obra concentra en sí varios de los pilares ideológicos de la Presidenta: ella y sus amigos empresarios tienen más sitios en los que practicar su deporte preferido; además, destroza un poco el medio ambiente y demuestra que a ella eso del ecologismo le resbala; regala dinero a los empresarios y finalmente explica y demuestra que los poderes públicos, tal como ella los entiende, están para facilitar todo eso. Ahí es nada.
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