10 millones de electores avalan la mayoría del PP que podrá gobernar sin tener que considerar al resto de los 26 millones no representados o representados sin posibilidades reales de toma de decisiones
La actitud que hallamos tomado frente a las urnas es bastante indiferente y banal. Por suerte o por desgracia la realidad no se decide con el voto. Nuestra responsabilidad no puede reducirse a eso.
De los 36 millones de electores, han votado al PP 10,8, al PSOE 6,97, a otros partidos, 8 y se han abstenido, votado en blanco o con voto nulo, 10,36.
De otra parte, el sistema de elección para nombrar los diputados, es un método matemático no proporcional pues beneficia a los partidos mayoritarios de ámbito estatal y a algunos nacionalistas generando distorsión o discriminación, más sobre todo cuando se trata de circunscripciones con menos de 10 diputados.
El sistema electoral vigente, fomenta institucionalmente el bipartidismo a nivel estatal, impidiendo la consolidación de un tercer partido moderador o bisagra y con ello reduce el pluralismo político.
Valga como ejemplo que CIU con un 4,17% de los votos consigue 16 diputados mientras que IU, con un 6,92% de los votos, consigue solo 11.
La Constitución, en su artículo 1.1 propone como “valores superiores de su ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.” ¿Se garantizan esos valores en la representación política con el sistema electoral actual?
La reforma del sistema electoral español es, además de una exigencia de ética democrática, una exigencia de Estado, ya que la ciudadanía no pueden seguir aceptando unas reglas de juego que son una estafa.
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