Artículo de Beatriz Gimeno:
“Llevamos meses en la calle protestando por la salida neoliberal que se nos está imponiendo a la crisis y pidiendo una profundización en la democracia, de manera que esta sea más representativa de la voluntad de la ciudadanía. Uno de los problemas más evidentes que tenemos es que se ha roto la cuerda que unía a los partidos políticos y a los parlamentos con sus respectivas ciudadanías. Del PP no digo nada porque es la derecha y no tiene otro objetivo que recortar derechos sociales y laborales y hacer más ricos a los ricos. Es obvio que no puede apoyar nada que pida un reparto de la carga de la crisis más justo o una democracia más representativa y real.
A las demandas del 15M, apoyadas en un 80% por la ciudadanía, el PSOE ha respondido con evasivas y mareando la perdiz porque saben que muchos de sus votantes son simpatizantes de este movimiento. Rubalcaba se sacó de la manga lo del diputado que pudiera defender las iniciativas populares y habló también de favorecer estas iniciativas reformando la ley electoral. En realidad, todo es mentira. Mientras Rubalcaba dice eso la reforma aprobada de la Ley Electoral y que se pretendía que pasara en silencio dificultaba mucho más la posibilidad de que se presenten nuevos partidos a las elecciones.
El mismo día que proponía la reforma de la Constitución el PSOE presentaba y aprobaba una serie de medidas en el Parlamento, todas de corte neoliberal como la reducción del IVA a la compra de viviendas demostrando, de nuevo, su nula apuesta por lo que de verdad podía beneficiar a las familias corrientes: el alquiler; y beneficiando de nuevo a bancos y financieras que son los que quieren deshacerse ahora de los pisos embargados. Días antes Rubalcaba amagaba con la recuperación del Impuesto sobre el Patrimonio. Mentira. Esta recuperación no va en el decreto ley ahora aprobado. ¿No era el momento? No, esto hay que “estudiarlo”, lo demás se hace rapidísimo. Este impuesto se queda para que Rubalcaba lo incluya en su programa electoral y algún iluso se crea que eso está para cumplirlo.
Eso no toca pero lo que si toca es la reforma que venían exigiendo Merkel y Sarkozy y que fija un techo de gasto en la Constitución. De lo que se trata es de consagrar las soluciones neoliberales en la Carta Magna impidiendo en el futuro la posibilidad siquiera de desarrollar políticas progresistas. Rajoy, naturalmente se apresura a estar de acuerdo. No se trata de una medida temporal, sino de preparar que el futuro sea convenientemente neoliberal para siempre jamás. Cuando el principal problema de España no es la deuda pública, sino la privada ¿por qué se exige al estado lo que no se exige a las empresas?. El candidato Rubalcaba, hasta ahora considerado inteligente, al ser preguntado sobre si está de acuerdo con esta reforma afirma que Zapatero le convenció cuando le dijo que Rajoy estaba de acuerdo con la misma. ¿Que el líder de la derecha esté de acuerdo en convertir la Constitución en una constitución de derechas es lo que hace que Rubalcaba esté de acuerdo?
Por último esta reforma constitucional se pretende hacerla sin referéndum, sin que se haya discutido públicamente, en agosto, tan rápido que con un poco de suerte no nos enteramos de lo que significa. Una reforma de este calado no puede hacerse sin discusión y sin voto. Esto es cada vez más una forma de gobierno de unas élites que pasan sobre nosotrxs como un rodillo “ilustrado”. No han entendido nada del 15M o, peor aun, sí que lo han entendido pero han seguido a lo suyo. Lo suyo es mantenerse en el mismo sitio y asegurarse de que, después de los cambios, todos ellos siguen allí, o en sitios mejores. Los políticos son tan humanos como nosotrxs, ellos también quieren buenos sueldos, buenas casas, buenas vacaciones, buenas pensiones, buenas universidades para sus hijos. Cuando todo esto acabe, todo el ciclo de reformas, ellos seguirán siendo miembros de una élite que lo tiene todo. Muchos y muchas de nosotrxs no tendremos trabajo, ni pensión digna, ni piso, ni podremos garantizar una buena educación pública a nuestros hijxs. Es tan sencillo como eso.
Si esto fuera un espectáculo los espectadores gritaríamos: “fuera, fuera” y les tiraríamos tomates. El final de Zapatero está siendo no sólo agónico, sino una traición en toda regla a cualquier cosa que huela a socialdemocracia o a izquierda. Del “No nos falles” al “Vete y no vuelvas”, me decía el otro día un amigo del PSOE. Pero no es tan fácil. Zapatero será el presidente, pero detrás hay muchos diputados y cargos del PSOE, y hay militantes. Si no se produce una rebelión interna, si nadie dice nada, no veo cómo podremos ignorar por más tiempo de qué lado está el PSOE. Del de los ricos y poderosos o del de la gente corriente; en ese caso lo de PPSOE estará más que justificado y tendremos que admitir que ambos partidos se dedican a lo mismo: a acabar con el estado del bienestar y a asegurar las bases neoliberales de sociedad futura. Hay más razones que nunca para salir a la calle”.
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